Lo primordial durante esta emergencia es la salud. En par de años habremos desarrollado los anticuerpos y las vacunas para manejar el coronavirus como parte regular de nuestras vidas, sin necesidad de guantes y mascarillas. Sin embargo, no podemos esperar par de años para volver a trabajar. Por lo tanto, debemos entrar en un período de transición cuyo destino final es el regreso a la normalidad.

En primera instancia, debería implantarse un requerimiento mandatorio de que, para poder trabajar, todo el personal tiene que tomarse la temperatura. Los servicios esenciales tienen que proteger a sus trabajadores y clientes. Esto no evita que personas asintomáticas trabajen, pero es una línea de defensa inicial que reduce la probabilidad de contagio.

Una vez se estandarice el tomar la temperatura de los empleados, será prudente extenderlo a la clientela. Cuando en un futuro se vaya permitiendo la reapertura de centros comerciales y restaurantes, los mismos deben ya estar listos para tomarle la temperatura a todo cliente. En ese momento debe haber protocolos de distanciamiento social para restaurantes y otro tipo de servicio.

Si se extiende el “lockdown” en Puerto Rico, como parece probable, más servicios deberían declararse esenciales. Por ejemplo, la forma más rápida de hacerle llegar efectivo a los negocios de la isla e impedir que quiebren es que el gobierno les pague lo que les debe. Sin embargo, hace casi dos semanas que los departamentos de finanzas de las distintas agencias están cerrados.

Para leer la columna completa presione aquí.

Tribuna Invitada
El Nuevo Día
Por: Vicente Feliciano
miércoles, 25 de marzo de 2020