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Es positivo el regreso de adultos mayores a la fuerza laboral

Un estudio realizado por el Observatorio de Sociedad, Gobernanza y Políticas Públicas de la Pontificia Universidad Católica de Puerto Rico indicó que muchos jubilados en la isla consideran volver a trabajar porque sus pensiones no les alcanza para vivir. Se presenta como una situación lamentable, pero en realidad, desde el punto de vista económico, no lo es.

La participación laboral en Puerto Rico es más baja que en Estados Unidos. Sin embargo, en la cohorte de edades 25 a 44 años, la diferencia no es muy significativa. Los porcentajes de participación son Estados Unidos 83%, Puerto Rico 73%. Desde ese punto, las diferencias se amplían porque en la isla las personas abandonan la fuerza laboral mientras que en Estados Unidos continúan trabajando.

En el grupo de edad entre 60 y 64 años la participación laboral en EE.UU. es el doble que en Puerto Rico (58% v. 29%). Mientras, en el conjunto de 65 a 74 años es dos veces y media mayor (27% v. 11%). No hay nada de malo en que una persona se retire a los 60 años. Sin embargo, no es una falla del sistema si tiene que regresar a trabajar porque las finanzas no le cuadran.

La encuesta de la Universidad Católica revela un dato interesante sobre por qué no les alcanza el dinero a los jubilados. Los pensionados entrevistados afirmaron tener uno y tres dependientes. Es decir, quizás les alcanzaría el dinero, pero, como tienen dependientes, su condición se dificulta.

El tema de los dependientes requiere respuestas tanto individuales como del estado enfocadas en el issue de los dependientes, no en la condición general del retirado. Por ejemplo, si se trata de abuelos con nietos a cargo, el estado viabiliza que ellos puedan ir al tribunal a reclamar pensión por parte de ambos padres.

Por otro lado, podría tratarse de un individuo de 60 años cuya madre tiene 85 años, pero ella no pudo ahorrar para su retiro. Entonces, es probable que el individuo de 60 años, si puede trabajar, tenga que seguir trabajando mientras tenga como dependiente a su madre.

La alternativa es cobrarle impuestos a los más jóvenes para cubrir las necesidades de la señora de 85 años para que su hija/o se pueda retirar a los 60 años. El dilema es que cada vez tenemos menos jóvenes y queremos que los pocos que quedan permanezcan en la isla y ahorren para su propio retiro.

Un problema en Puerto Rico es que la política pública favorece el retiro. Por ejemplo, los primeros $15,000 de ingreso de pensión de retiro son exentos de impuestos en Puerto Rico a la vez que el ingreso de seguro social es exento de impuesto. Mientras, si la persona sigue trabajando, su ingreso de salario es tributable. En Estados Unidos, tanto el ingreso de pensión de retiro como el ingreso del Seguro Social son tributables.

El nivel de pobreza de los niños en Puerto Rico (58%) es mayor que entre los hogares de más de 65 años (38%) y que entre la población general (40%). El enfoque para atajar esta pobreza debería ser viabilizar que los padres puedan trabajar. Si ambos padres trabajan a tiempo completo a salario mínimo, de acuerdo con los parámetros del gobierno federal, el hogar deja de ser pobre. Centros de cuido para niños de padres que trabajen podrían ofrecer oportunidades de empleo a personas mayores, aumentando la participación laboral de la población en general.

Nuestros retirados enfrentan desafíos financieros. Para muchos de ellos, trabajar es parte de la solución.