Los precios están elevándose a un ritmo que no se experimentaba en décadas. Aunque hay muchas razones, la principal es el trastorno causado por el COVID-19.

Inicialmente, ocurrieron cierres de operaciones. Por ejemplo, muchas fábricas agroindustriales fueron forzadas a cerrar por incidentes de COVID-19. Una vez reabrieron, lo hicieron con inversiones para proteger a sus trabajadores y con medidas de separación que forzaron aumentos en los precios.

El próximo problema fue el cambio en patrones de consumo. Programas de ayuda a través del mundo permitieron mantener el consumo y que las economías se recuperaran rápidamente del desplome inicial. Sin embargo, no todos los sectores se recuperaron al mismo ritmo, colocando presión en los precios de los sectores que experimentaron mayor demanda.

El cambio fundamental fue la transición de servicios a bienes. Por lo tanto, un individuo en circunstancias normales hubiera gastado en viajes, conciertos y comida. Sin embargo, durante la pandemia gastaba en máquinas de ejercicio, televisores y autos. A nadie sorprendió que durante la pandemia aumentó la venta de computadoras. Al mismo tiempo, pocos esperaban que según la población permanecía más tiempo en sus hogares aumentara el consumo de comida.

China fue el origen de la pandemia, pero también donde se controló rápidamente. Por lo tanto, la manufactura china pudo producir para la demanda mundial. Simultáneamente, tomaron medidas draconianas contra el COVID-19. Por ejemplo, un caso de coronavirus en una ciudad implicaba al cierre municipal en su totalidad, incluyendo el puerto.

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TRIBUNA INVITADA
El Nuevo Día
Por: Vicente Feliciano
Lunes, 08 de noviembre de 2021
(Foto por: El Nuevo Día)